He venido del monte, desalentado.
He oído a los pájaros reír, llorar.
-Afuera hace frío, mami, tengo miedo-.
-No llores, cariño, no llores, mi vida-.
Gritan truenos y ladridos, se oyen guerras;
caen las bombas en mi alcoba, tiembla el techo.
Soldaditos imberbes toman el pueblo;
llora la abuela escondida en la despensa.
Mandan por fin los rifles, -¡cállate, niña!-;
desfilan ahora puños como verdades.
Cristales se oyen romper, puertas abiertas;
casas vacías de sus muñecas rotas.
-Afuera alguien grita, mami, tengo miedo-.
-Tranquilízate, amor mío, ya se marchan-.
La tristeza abre sus brazos a la suerte;
el valor hace el trabajo del verdugo.
El viento empuja la sangre por el río;
faltan ya algunos de nuestros amigos.
Generales con galones se aproximan;
caballos negros con burros de colores.
La batalla no ha existido, los cobardes
han traído miedo en forma de metralla.
-Afuera no hay nadie, mami, tengo miedo-.
-Anda, duérmete, mi niño, ya se han ido-.
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