Alberta canturreaba mientras recorría el bosque en busca de la casa de su abuelo. El bosque era cada vez más espeso, y Alberta cada vez era más feliz. Una enorme y preciosa mariposa se posó en su nariz. Sorprendentemente, la mariposa habló y le concedió un deseo. Nadie más volvió a ver a Alberta, pero cuentan que desde entonces el bosque está habitado por un lobo terriblemente feroz.
3 comentarios:
Peru, me gusta la historia.
Hobre Edu... se agradece
Publicar un comentario