Nacionalismo: conjunto de ideología y doctrina política que exálta todos los ambitos de una nación, o que se consideran de ella. Movimiento de aspiración de un pueblo o nación a contituirse como un estado autónomo.
Comienzo este escrito con la definición de nacionalismo. Los protagonistas de ambas acepciones son los mismos, tienen una base idéntica, con la única diferencia de que la nación de unos está reflejada en un estado soberano y la de otros está atrapada en el estado de otra nación o fragmentada entre varios.
Si hablamos de nacionalismo tenemos que hablar de un sentimiento de superioridad. Un sentimiento de superioridad de los que supones como tu, frente al resto de la humanidad. Para pertenecer a una nación no sirve cualquiera. El nacionalista ha de tener una serie de características y admite solo dentro de su nación a los que entiende con sus mismas características. Con esto el problema está servido. ¿En qué momento pasa alguien de pertenecer a una nación a no hacerlo? Él nunca decidirá eso, esa decisión está en manos de los que fijan el modelo de ciudadano de esa nación o pueblo. Con esto se aprecia claramente como, sin que un individuo lo quiera, puede ser excluido de ese pueblo en el momento en el que no cumpla una de las arbitrárias características. Peor es cuando esas características pasan del ambito moral-cultural al físico-étnico. Peor aún es saber que esto ocurre con todos o casi todos los nacionalismos. Ese es el momento en que la palabra nacionalismo, ya repudiable de por sí, se transforma en otra, curiosamente mucho más temida, pero que en lo esencial significa lo mismo: fascismo. La frontera entre el nacionalismo y el fascismo se fija según los intereses de quien dé nombre al movimiento. Si esa persona se convence a sí misma, por vergüenza más que otra razón, de que no es fascista lo que defiende, se autodenominará nacionalista; si por el contrario, no tiene pudor en admitirlo y por consiguiente se siente orgulloso de ello, se presentará como fascista. Que la diferencia entre ambas cosas es mínima, se puede comprobar con un simple vistazo a los principios ideológicos de unos y otros.
De un tiempo a esta parte los nacionalistas o fascistas que identifícan su nación con un estado soberano son considerados o se consideran a sí mismos pertenecientes a la derecha, y los que reivindican un estado independiente que plasme su nación, se consideran o son considerados con una ideología de izquierdas. Curiosas observaciones éstas, cuando apenas hay diferencias entre unos y otros, simplemente el tener un estado que los represente o no. No se puede entender como de derechas o izquierdas a un individuo que cree firmemente que alguien que habla otra lengua no puede pertenecer al mismo sitio que él, o que no pertenezca simplemente porque no le guste una "tradición" de ese pueblo.
Un término que se asemeja mucho a nacionalista es patriota. Para ser un buen patriota hay que honrar a la patria (que sería el lugar donde nació el padre) y amar la bandera y el himno Nacional. Y sobretodo defender a la patria, a tu pueblo, a tu nación, contra cualquiera que ose atacarla o destruirla.Hay que darlo todo por la patria; y si es preciso, morir por ella.
Hay numerosos conflictos entre nacionalismos a lo largo del globo al mezclarse diversas nacionalidades en un espacio. En nuestra península tenemos estos problemas a la orden del día. Surgen estos conflictos, como ya he dicho, al haber un mestizaje entre naciones en un mismo territorio. En ese momento los nacionalismos implicados se convierten en antagónicos. Los intereses de uno son lógicamente contrapuéstos a los del otro, pero porque son los mismos. Ambas naciones reclaman esos territorios como suyos. Ambas naciones ponen especial énfasis en exaltar sus tradiciones, su lengua (si es distinta) y en muchos casos su mal llamada "raza". Entonces los individuos tiene que tomar una dura decisión y comenzar a identificarse con uno y comenzar a odiar todo lo que tenga relación con el otro. Esto no es otra cosa que renunciar a cosas que eran suyas: cosas que hacía, cosas que le gustaban... e incorporar forzosamente otras que jamás había tenido: cosas que en el fondo no le gustan, algunas que ni sabía que existían... Lo peor de todo esto es que ese individuo se convence de que eso que para nada le identifica, es lo mejor y si que le identifica, y aquello que antes formaba parte de él, es malo y le corrompe como ciudadano de esa supuesta nación. Pero volvemos al principio de todo porque ¿Ha decidido esa persona los rasgos de su nación o alguien los ha impuesto aceptándolos ella sin rechistar? Para ser miembro de un pueblo, como ya he dicho, hay que encajar con los rasgos de una lista. Esos rasgos, esas características, las deciden unos pocos arbitrariamente según les gusten más o menos e imponen qué es característico de una nación o, peor aún, de un estado.
Parece que hay en nuestro país muchos que aman un nacionalismo y odian otro. Y parece ser que todos admiten que el suyo es el bueno, sin tener en cuenta la opinión real de las personas que, a parte de ser manipuladas, probablemente no compartan esas opiniones. ¿Qué lógica tiene asegurar que es más vasco un Asier Astorkia que un Manuel Sanchez? o ¿por qué va a ser menos español alguien que hable en gallego? Paletos llaman algunos a los que no hablan como ellos, fruto esto de su escasa cultura manipulada por el nacionalismo.
Seguro que todo buen español va a misa y a los toros y baila sevillanas, y un buen gallego taca muñeiras con la gaita, come pulpo y bebe queimada. Pues, sinceramente son los menos (bueno menos lo del pulpo que... mmhhmmm... perdón) Una cosa es el país al que pertenezcas (o la nación) y otra cosa es lo que tu hagas, lo que te guste hacer, tus costumbres. Y también igual de personales e idependientes del nacionalismo son las tendencias políticas de cada uno. Se puede ser "patriota" de derechas o izquierdas, o no sentir nada al ver una bandera o al escuchar el himno de tu país, siendo también diestro o zocato.
La, a mi entender, principal y más importante condición del ser humano, que es la igualdad de todos, es lo que más en duda pone el nacionalismo. Una bandera, un himno o una frontera son tan nacionalistas o fascistas como el que más. Su significado es: mi país es el mejor. ¿Es más importante un italiano que un sueco porque su himno es más pegadizo? ¿Es mejor un brasileño que un australiano porque sea más o menos bonita su bandera? Hoy en día las banderas no sirven para otra cosa que dividir. Antes eran para diferenciar de donde era un caballero respecto a otro, un castillo, o un navío frente a otro. Su sentido nacionalista es más cercano, procediendo de hechos como puedan ser la Revolución Francesa o las independencias de las colonias americanas. pero ahora no tienen sentido. Un trozo de tela no te dará de comer ni te servirá de abrigo en la noche (bueno si la tela es gorda si).
En definitiva, una advertencia:
Comienzo este escrito con la definición de nacionalismo. Los protagonistas de ambas acepciones son los mismos, tienen una base idéntica, con la única diferencia de que la nación de unos está reflejada en un estado soberano y la de otros está atrapada en el estado de otra nación o fragmentada entre varios.
Si hablamos de nacionalismo tenemos que hablar de un sentimiento de superioridad. Un sentimiento de superioridad de los que supones como tu, frente al resto de la humanidad. Para pertenecer a una nación no sirve cualquiera. El nacionalista ha de tener una serie de características y admite solo dentro de su nación a los que entiende con sus mismas características. Con esto el problema está servido. ¿En qué momento pasa alguien de pertenecer a una nación a no hacerlo? Él nunca decidirá eso, esa decisión está en manos de los que fijan el modelo de ciudadano de esa nación o pueblo. Con esto se aprecia claramente como, sin que un individuo lo quiera, puede ser excluido de ese pueblo en el momento en el que no cumpla una de las arbitrárias características. Peor es cuando esas características pasan del ambito moral-cultural al físico-étnico. Peor aún es saber que esto ocurre con todos o casi todos los nacionalismos. Ese es el momento en que la palabra nacionalismo, ya repudiable de por sí, se transforma en otra, curiosamente mucho más temida, pero que en lo esencial significa lo mismo: fascismo. La frontera entre el nacionalismo y el fascismo se fija según los intereses de quien dé nombre al movimiento. Si esa persona se convence a sí misma, por vergüenza más que otra razón, de que no es fascista lo que defiende, se autodenominará nacionalista; si por el contrario, no tiene pudor en admitirlo y por consiguiente se siente orgulloso de ello, se presentará como fascista. Que la diferencia entre ambas cosas es mínima, se puede comprobar con un simple vistazo a los principios ideológicos de unos y otros.
De un tiempo a esta parte los nacionalistas o fascistas que identifícan su nación con un estado soberano son considerados o se consideran a sí mismos pertenecientes a la derecha, y los que reivindican un estado independiente que plasme su nación, se consideran o son considerados con una ideología de izquierdas. Curiosas observaciones éstas, cuando apenas hay diferencias entre unos y otros, simplemente el tener un estado que los represente o no. No se puede entender como de derechas o izquierdas a un individuo que cree firmemente que alguien que habla otra lengua no puede pertenecer al mismo sitio que él, o que no pertenezca simplemente porque no le guste una "tradición" de ese pueblo.
Un término que se asemeja mucho a nacionalista es patriota. Para ser un buen patriota hay que honrar a la patria (que sería el lugar donde nació el padre) y amar la bandera y el himno Nacional. Y sobretodo defender a la patria, a tu pueblo, a tu nación, contra cualquiera que ose atacarla o destruirla.Hay que darlo todo por la patria; y si es preciso, morir por ella.
Hay numerosos conflictos entre nacionalismos a lo largo del globo al mezclarse diversas nacionalidades en un espacio. En nuestra península tenemos estos problemas a la orden del día. Surgen estos conflictos, como ya he dicho, al haber un mestizaje entre naciones en un mismo territorio. En ese momento los nacionalismos implicados se convierten en antagónicos. Los intereses de uno son lógicamente contrapuéstos a los del otro, pero porque son los mismos. Ambas naciones reclaman esos territorios como suyos. Ambas naciones ponen especial énfasis en exaltar sus tradiciones, su lengua (si es distinta) y en muchos casos su mal llamada "raza". Entonces los individuos tiene que tomar una dura decisión y comenzar a identificarse con uno y comenzar a odiar todo lo que tenga relación con el otro. Esto no es otra cosa que renunciar a cosas que eran suyas: cosas que hacía, cosas que le gustaban... e incorporar forzosamente otras que jamás había tenido: cosas que en el fondo no le gustan, algunas que ni sabía que existían... Lo peor de todo esto es que ese individuo se convence de que eso que para nada le identifica, es lo mejor y si que le identifica, y aquello que antes formaba parte de él, es malo y le corrompe como ciudadano de esa supuesta nación. Pero volvemos al principio de todo porque ¿Ha decidido esa persona los rasgos de su nación o alguien los ha impuesto aceptándolos ella sin rechistar? Para ser miembro de un pueblo, como ya he dicho, hay que encajar con los rasgos de una lista. Esos rasgos, esas características, las deciden unos pocos arbitrariamente según les gusten más o menos e imponen qué es característico de una nación o, peor aún, de un estado.
Parece que hay en nuestro país muchos que aman un nacionalismo y odian otro. Y parece ser que todos admiten que el suyo es el bueno, sin tener en cuenta la opinión real de las personas que, a parte de ser manipuladas, probablemente no compartan esas opiniones. ¿Qué lógica tiene asegurar que es más vasco un Asier Astorkia que un Manuel Sanchez? o ¿por qué va a ser menos español alguien que hable en gallego? Paletos llaman algunos a los que no hablan como ellos, fruto esto de su escasa cultura manipulada por el nacionalismo.
Seguro que todo buen español va a misa y a los toros y baila sevillanas, y un buen gallego taca muñeiras con la gaita, come pulpo y bebe queimada. Pues, sinceramente son los menos (bueno menos lo del pulpo que... mmhhmmm... perdón) Una cosa es el país al que pertenezcas (o la nación) y otra cosa es lo que tu hagas, lo que te guste hacer, tus costumbres. Y también igual de personales e idependientes del nacionalismo son las tendencias políticas de cada uno. Se puede ser "patriota" de derechas o izquierdas, o no sentir nada al ver una bandera o al escuchar el himno de tu país, siendo también diestro o zocato.
La, a mi entender, principal y más importante condición del ser humano, que es la igualdad de todos, es lo que más en duda pone el nacionalismo. Una bandera, un himno o una frontera son tan nacionalistas o fascistas como el que más. Su significado es: mi país es el mejor. ¿Es más importante un italiano que un sueco porque su himno es más pegadizo? ¿Es mejor un brasileño que un australiano porque sea más o menos bonita su bandera? Hoy en día las banderas no sirven para otra cosa que dividir. Antes eran para diferenciar de donde era un caballero respecto a otro, un castillo, o un navío frente a otro. Su sentido nacionalista es más cercano, procediendo de hechos como puedan ser la Revolución Francesa o las independencias de las colonias americanas. pero ahora no tienen sentido. Un trozo de tela no te dará de comer ni te servirá de abrigo en la noche (bueno si la tela es gorda si).
En definitiva, una advertencia:
CUIDADO CON LOS NACIONALISMOS. TU MISMO TE SORPRENDERÍAS DEL TUYO, SI, ESE QUE ES COMO EL DEL OTRO, ESE QUE QUIERES Y ODIAS.
4 comentarios:
Saludos. Quería agradecerte el rato agradable que he pasado leyendo tu artículo. Mi agradecimiento no aumenta la calidad del texto, es tan sólo un reconocimiento privado.
Si es verdad que sólo tienes 17 años, me encantaría saber algo más sobre donde te instruyes porque creo que te expresas de manera notable.
Ni se te ocurra creer que con un poco de oratoria vale. Tienes un potencial muy interesante y sería muy triste que acabara desaprovechado.
Te recomiendo que des un paso más y dejes de lado la retórica de los nacionalismos y los fascimos que te van a llevar a un callejón sin salida o lo que es peor, a un escaño en el congreso de los diputados.
Eso, como bien dices, son etiquetas...,o máscaras que esconden relaciones entre personas, relaciones de explotación y sometimientos o de jerarquías de intereses mucho más materiales que una evanescente identidad nacional.
Un saludo.
Grandes agredecimientos te he de dedicar. Pero no es mas que un artículo escrito por la noche, a la 1 de la mañana más o menos, a causa del aburrimiento que proporciona la falta de apetito de cama. Escribo sobre esto porque lo estoy estudiando ahora y me parece interesante o más bien fácil de tratar. Buscaré otros temas y otras formas.
Si que tengo 17 años y curso 1º de bachiller en Benidorm. Los temarios que tenemos suelen ser tan pesados como insípidos, pero algún que otro profesor (no voy a dar nombres:seguro que lo lee)(ED_) Hace que sientas la materia, y me inspira a hacer cosas como estas.
Felicita a ese profesor de mi parte...
Y mis felicidades para tí también...
Son rara avis esos docentes...
Saludos desde Lugo.
Muchas Gracias. Intento no verme influido por mí mismo para escribir, porque es más fácil que no verme influido para pensar, eso me cuesta más.
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