jueves, 24 de diciembre de 2009

evocando

Aristóteles, el cénit del saber griego, soñaba con otras épocas. Alababa los tiempos de la Pentecontecia, tiempos que ni su maestro había vivido. Yo, cénit de nada, sueño también con otros tiempos. Tiempos en que la intelectualidad estaba en un templo. La Edad de Plata qué lejos queda... Ojalá algún día pueda verse algo igual.

teoría democrática 3: sobre el gobierno

Tradicionalmente se ha concebido el gobierno como una entidad que ostenta el poder de una manera global, con sus divisiones internas por competencias, pero de una manera u otra siempre a fracasado. Prueba de ello es que no hay sistema que dure mil años ni ninguno donde todos sus habitantes estén contentos.Siempre se busca una cabeza que destaque, en cualquier gobierno. Incluso las juntas de gobierno suelen tener a alguien que parta más bacalao que el resto, y por lo general son transitorias y alejadas de la democracia. Podría democratizarse más un sistema si el gobierno estuviera en manos de un grupo de personas. Es decir, no depositar toda la responsabilidad en una persona. Una junta de gobierno en la que todos sus miembros tuvieran el mismo poder aunque se ocuparan de cosas distintas. Un consejo de ministros sin presidente. Me explico. Hablamos de un sistema en el que los votantes elegirían un parlamento (ni a discusión se plantea la posibilidad de listas cerradas) que a su vez elegiría a la junta de gobierno, a los diferentes ministros. Pero no a todos ellos directamente. Un gran inciso para explicar este pero:Por la deriva de competencias de unos organismos a otros nos encontramos en el caso, por ejemplo, de la España de las autonomías con unos sistemas educativo y sanitario distintos en cada región. La medicina es una ciencia igual para todos los seres humanos; no es lógico por tanto que los niños de Teruel se vacunen a distinta edad que los de Málaga. Ocurre algo parecido con la educación. Hay que señalar que sería un sinsentido generalizar para todas las regiones materias como los distintos idiomas regionales. Pero tan poco sentido tiene eso como impartir saberes universales de distinta forma en un sitio que en otro (contar distintas historias, etc.).Hay pocos diputados profesores y menos aún médicos (las dos figuras más importantes de esta sociedad a mi entender, y las dos figuras al servicio de la misma, pagadas por ésta en su conjunto). Es penoso por ejemplo analizar, siguiendo en España, la interminable lista de sistemas educativos, cuál más incompetente y absurdo. Solución: habría que llamar a Ockham. ¿Quién sabe de educación? Los profesores. ¿Y de sanidad? Los médicos. Es así de simple. Habría que pensar un sistema en el que fueran los colectivos educativo y sanitario quienes se ocuparan de sus respectivos ministerios, de los sistemas educativo y sanitario. Para ello los profesores elegirían de entre ellos a los miembros del ministerio de educación, y médicos enfermeros, etc. elegirían a los miembros del ministerio de sanidad. Pero en un sistema democrático es necesaria la participación popular por lo que las votaciones de los profesionales serían para elegir a la mitad de los componentes de los ministerios, mientras que la elección de la otra mitad sería cosa del Parlamento. Es decir 50% de profesionales y 50% de representantes. Y dentro de cada ministerio ya formado se elegiría al ministro, o sea al miembro de la Junta de Gobierno.Por tanto nos encontraríamos ante una junta de gobierno formada por los diferentes ministros elegidos por los diputados, a excepción de los ministros de educación y sanidad que serían elegidos desde sus ministerios formados a su vez por dos partes, una elegida también por el congreso y otra por los profesionales de sus áreas.He aquí el problema: la figura de un presidente es necesaria a la hora de tomar decisiones extraordinarias. Craso error. No tiene por qué ser así. Como he descrito la Junta de Gobierno se formaría por el ministro de agricultura, el de hacienda… Así al suceder una eventualidad que requiriera de una rápida actuación asumiría plenos poderes para el caso el ministro del área a la que afectara dicho problema. Pero siempre en el extremo caso de no poder reunirse la Junta.

viernes, 18 de diciembre de 2009

teoría democrática 2: sobre los sueldos

En la actualidad, como a lo largo de la historia, se cuentan por centenares los individuos que hacen carrera de la política, los que tienen como trabajo la misma. Es una pena, pero sobre todo un ataque al espíritu democrático, el dedicarse a la política con fines lucrativos; lo que supone el germen de la corrupción. La solución a este problema es más sencilla que un examen de conciencia a los cargos políticos u otros bizarros procedimientos. Se trata simplemente de escuchar a Platón. Platón nos habla en "La República" de que para que un gobernante se ocupe plenamente de los asuntos del estado como fines en sí mismos ha de alejarse de las tentaciones (distracciones diríamos mejor) de la vida. Así propone que éstos no puedan contraer matrimonio y, si bien han de ser mantenidos por el estado, no se les tenga permitido acceder a la propiedad privada. Es así de simple. No vamos a ser tan platónicos (aunque por mucho que me pese deberíamos) pero sí vamos a centrarnos en el gran enemigo de cualquier cosa buena: el dinero. Todos los cargos políticos recibirían como nómina el salario mínimo interprofesional, y cuando avandonasen su cargo no recibirían una desorbitada pensión vitalicia sino que deberían ganarse la vida como cualquier otra persona si estuvieran aún en edad laboral (lo que sería lógico puesto que la política debe estar en manos de generaciones jóvenes para no entorpecer el curso del progreso). Y aparte del sueldo se les proporcionaría (para que no tuvieran que preocuparse de temas tan mundanos) vivienda y dieta. Es decir: necesidades básicas cubiertas y sueldo íntegro. Así se conseguiría una política pendiente del buen funcionamiento del estado, "unos políticos que politiquearan por amor al arte".

jueves, 17 de diciembre de 2009

teoría democrática 1: sobre el sufragio

Cualquier tipo de poder, entiendo, ha de ir acompañado de una responsabilidad. Y no ha de ser menos una democracia dónde, valga la redundancia, el poder reside en el pueblo. Los partícipes del sufragio han de ser responsables porque una democracia es de todos, no debe limitarse a contentar el interés personal de una u otra persona. En definitiva medir sus acciones para crear el máximo bienestar posible. Esa responsabilidad democrática es exigible pero es tremendamente complicado averiguar si un individuo la practica o no. Sí se puede lograr, sin embargo, en el terreno de la teoría democrática y política un conocimiento mínimo de los votantes que permita al menos que no puedan ser engañados y utilizados con facilidad. Para que esto ocurra habría que diseñar un temario básico sobre democracia en el que apareciera un claro resumen de la Constitución y el sistema así como los rasgos principales de las teorías e ideologías políticas (de todo tipo). Dicho temario debería ser impartido en la educación secundaria, si bien se debería educar en la democracia a los niños desde temprana edad. También se impartirían cursos para todo aquel que no pueda asistir a los de la educación obligatoria (evidentemente por razones de edad) de corta duración (una o dos semanas) con un simple examen que determinaría la capacidad o no de llevar una vida democrática responsable. De momento sólo he conocido un tipo y medio de personas capaces de impartir este temario. Esas personas no son otras que las que te dejan pensar, las que te abren la cabeza (no literalmente), las que predican el socratismo, los filósofos. Y ese otro medio tipo de personas que también tendrían esa capacidad (aunque son más difíciles de entender e interpretar y por eso digo lo de medio) son los titulados en Ciencias Políticas (Ni loco dejaría ese deber en manos de un abogado). Por esto esos temarios se impartirían (como se hace actualmente en algunos lugares en bachillerato) dentro de la asignatura de filosofía en la última etapa de la educación obligatoria (nuestro amado 4º de ESO); y en el caso de los cursos "populares" por los mismos titulados en Filosofía o por los titulados en Ciencias Políticas. Se realizarían inspecciones para comprobar que esa objetividad exigida se cumple por los profesores y siempre se podría denunciar cualquier irregularidad. El temario estaría determinado por ley para evitar diferentes planteamientos según, por ejemplo, la región en la que se impartiera.
En definitiva el que aprobara la sencilla prueba sería mayor de edad democráticamente hablando (si es que hay otro tipo de mayoría de edad).
Me queda decir que sólo me convence plenamente como profesor el filósofo.

jueves, 10 de diciembre de 2009

releyendo

Releyendo mis últimas entradas, una de esas cosas que hace uno cuando se aburre, me he dado cuenta de algo que realmente ya sabía. El cansancio hace desaparecer las buenas formas y encumbra al lenguaje claro y conciso que utiliza las mejores palabras del diccionario.

jueves, 3 de diciembre de 2009

reunión de payasos en viena

Cuando un borrego entra a un teatro, el espectáculo es cosa suya. Y pensar que la pena de muerte está prohibida...

eso

Cada día me resulta más imposible no hacerme la pregunta. Es la pregunta que cualquiera tiene en mente. Es simple, llena de complejidad. ¿En qué jodido mundo de hijos de puta he ido a caer?
Y pienso en ti, y pienso en ellos... y justo aparece esa tonta conclusión: "podría ser peor". Y giro una curva y allí, delante de mi frenazo, el pobre animal desorientado, blanco, rocinantesco, con el rabo entre las piernas, andando cinco metros y girando trescientos ochenta grados sobre si mismo, y avanzando otros cuantos metros, y los conductores esquivando. Y entonces paro y mientras contemplo la triste escena que se repite una y otra vez busco el teléfono para poner a caldo a nuestros queridos agentes de la benemérita; esos que me mandaron a tomar por el culo hace ahora justo un año cuando vi por primera vez al animalejo detrás de mi casa. Pero no, lo he dejado en casa porque necesitaba descansar. Da igual, me van a volver a mandar a la mierda. Pero ¿qué clase de subnormal puede cometer tal irresponsabilidad? ¡He aquí la obra maestra del Creador!