jueves, 2 de julio de 2009

paisaje

Amanecía, era tarde-noche. El agua suave y pulcra del arroyo ensuciaba bruscamente el valle al atravesarlo con lenta prisa. Los pajarillos discutían vivázmente sobrevolando las testuces de las lecheras rumiantes. Cúmulos viajeros observaban todo desde lo alto. La senda serpenteaba cruzando el arroyo sobre unos troncos y perdiéndose entre las hayas. Los mustios colores cálidos de las hojas daban un algo al frío otoñal. Un hombre con garrote al fondo, se alejaba.
El paisaje estaba descrito. Dejó la paleta y el pincel sobre la mesa y sonrió.