miércoles, 5 de enero de 2011

quiso carnavales y encontró fatalidad

"Tú lo sabes bien: el ruido asesina los pensamientos."

Estamos rodeados de ruido. El ruido nos despierta, pero el ruido nos duerme, sobre todo. La calle es ruido, pero la casa también. Y la casa está inundada de ruido por el ruido de la calle. Y la calle está anegada de ruido por el ruido que salpican las gargantas de algunos bufones.

Un borracho con un cartón de vino en la mano grita, pero no grita ruido, grita de rabia, está despierto, está embriagado por la vida. Un semáforo cualquiera, rodeado de armas, le devuelve al mundo real. Al mundo del ruido.

Una urraca chilla en el campo, o en la ciudad. Su chillido no es ruido tampoco. No es ruido el del viento, ni el de las arañas. No es ruido el del hachís. No es ruido el del martillo.

Ruido es el del libro en el suelo, el de la tele en lo alto. Ruido es el del Congreso, el de los coches, y el de los centros comerciales.

Ruido es lo que ciega.

8 comentarios:

Bueno! dijo...

¡Transformemos el Ruido en Música!

D. Perucha dijo...

¿Quemando cosas?

Bueno! dijo...

Utilizando los instrumentos pertinentes.

D. Perucha dijo...

Pero no hacen falta partituras...

Bueno! dijo...

Existen algunas que dan buenas pautas.

Laia dijo...

Cuando utilizamos las cámaras en Periodismo y hablamos de "ruido" nos referimos a aquellos espacios vacíos que sobran y no tienen ningún papel, que incordian y varían el sentido de la imagen. No siempre los espacios vacios son ruido, a veces tienen su significado y no deben desaparecer.

No todos los ruidos son Ruidos. Me gusta la propuesta de Bueno.

Feliz año, Peru.

Laia dijo...

Estoy ahora estudiando Historia del Periodismo, y leyendo un artículo del País de octubre del 92, me ha llamado la atención un apartado titulado "Ruido y realidad". Me ha recordado a esta entrada tuya, y he decidido pegarte aqui un fragmento:

[En los años veinte, la prensa seguía siendo un fenómeno relativamente minoritario, a mucha distancia de los países con mayor grado de desarrollo. Enormes sectores de la población la ignoraban. Basándose en esta realidad, Balmes había negado ya a mediados del siglo XIX el valor de la prensa como barómetro de la opinión pública. SEGÚN ÉL UNA COSA ERA EL "RUIDO" Y OTRA LA "REALIDAD".]

D. Perucha dijo...

Hay demasiado, seguro que lo vivís a diario, "periodista" y demasiado "periodismo"; suerte que se puedan leer genialidades de unos cuantos.