jueves, 3 de diciembre de 2009

eso

Cada día me resulta más imposible no hacerme la pregunta. Es la pregunta que cualquiera tiene en mente. Es simple, llena de complejidad. ¿En qué jodido mundo de hijos de puta he ido a caer?
Y pienso en ti, y pienso en ellos... y justo aparece esa tonta conclusión: "podría ser peor". Y giro una curva y allí, delante de mi frenazo, el pobre animal desorientado, blanco, rocinantesco, con el rabo entre las piernas, andando cinco metros y girando trescientos ochenta grados sobre si mismo, y avanzando otros cuantos metros, y los conductores esquivando. Y entonces paro y mientras contemplo la triste escena que se repite una y otra vez busco el teléfono para poner a caldo a nuestros queridos agentes de la benemérita; esos que me mandaron a tomar por el culo hace ahora justo un año cuando vi por primera vez al animalejo detrás de mi casa. Pero no, lo he dejado en casa porque necesitaba descansar. Da igual, me van a volver a mandar a la mierda. Pero ¿qué clase de subnormal puede cometer tal irresponsabilidad? ¡He aquí la obra maestra del Creador!

1 comentario:

Laia dijo...

Cuanta razón tienes. Este es demasiadas veces un jodido mundo de hijos de puta.